La FIM suspende el Mundial de MotoE a partir de 2026
El mundo del motociclismo de alto rendimiento ha recibido una noticia que marca un punto de inflexión: el Campeonato del Mundo de MotoE, la apuesta eléctrica de MotoGP, será suspendido tras la temporada 2025. La Federación Internacional de Motociclismo (FIM) y Dorna Sports confirmaron este septiembre el fin prematuro de un proyecto que nació en 2019 con la ambición de revolucionar las pistas con cero emisiones.
A pesar de ofrecer «una acción increíble en pista», como reconocieron los organizadores, la categoría no logró consolidar un ecosistema sostenible. La combinación de una audiencia limitada, la falta de interés de los grandes patrocinadores y el escaso compromiso de los fabricantes principales terminó por apagar los motores del certamen.
¿Por qué no despegó la revolución eléctrica?Varios factores confluyeron en la decisión:
1.- El sonido del espectáculo: Para muchos aficionados, acostumbrados al rugido visceral de los motores de combustión, las carreras silenciosas de MotoE, aunque intensas, carecían de la carga emocional y sensorial que define a MotoGP. Las carreras más cortas no ayudaron a construir una narrativa deportiva comparable.
2.- La friolera de los costes: El desarrollo de tecnología de alto rendimiento para competición eléctrica —baterías de alta capacidad, motores potentes y sofisticados sistemas de gestión térmica— resultó ser extremadamente costoso. Esta inversión no generó el retorno esperado, ya que el campeonato «no alcanzó los objetivos de crecimiento trazados», según un portavoz de la FIM.
3.- La ausencia de los gigantes: Aunque marcas como Energica y, más recientemente, Ducati, apostaron por la categoría, la mayoría de los fabricantes tradicionales (Honda, Yamaha, Kawasaki) han dirigido sus inversiones hacia otras tecnologías, como los combustibles sintéticos o los sistemas híbridos, estrategias que se alinean mejor con los planes de MotoGP de usar combustibles 100% no fósiles para 2027.
La suspensión de MotoE contrasta con la realidad del mercado. Mientras el campeonato se desvanece, los scooters y motos eléctricas urbanas viven un boom, con ventas que superaron el millón de unidades en Europa en 2024. Esto evidencia que el problema no es la electrificación en sí, sino su aplicación al deporte de alta competición, que sigue siendo un nicho difícil de rentabilizar sin el apoyo masivo de la industria y los aficionados.
La desaparición de MotoE no significa que su tecnología se pierda. Los avances logrados en eficiencia energética y gestión térmica encontrarán aplicación en el desarrollo de motos urbanas, scooters y incluso en disciplinas off-road como el e-motocross.
Sin embargo, el mensaje para la industria es claro: la velocidad eléctrica pura sobre dos ruedas aún no está preparada para conquistar al gran público y competir con el espectáculo consolidado de la combustión. La suspensión deja abierto un interrogante sobre cuándo, o incluso si, la electrificación logrará encontrar su lugar en el corazón del motociclismo mundial.
